External management. Aportar valor y reducir costes. (I)

En posts anteriores habíamos expuesto la conveniencia de flexibilizar la estructura de la empresa para ajustarla al nivel de actividad, y sugeríamos la externalización como medio de conseguirlo. Vamos a incidir de nuevo ahora en el mismo tema apuntando otra solución que, además de reducir costes, aporta valor a la empresa: el “external management”

La fórmula del “external management” apareció en una situación muy similar a la actual: la crisis de mediados de los 70 había “liberado” muchos directivos de sus empresas, mientras otras necesitaban de profesionales cualificados para afrontar sus problemas o encarar su incipiente recuperación, en un contexto de rigidez laboral e incertidumbre económica. La contratación de profesionales externos con carácter temporal para actuar como directivos dentro de empresa se reveló como la solución más adecuada. En los 80 ya se recoge en los manuales de gestión como forma de organización. En los 90 resultó especialmente útil para dirigir el proceso de reconversión empresarial necesaria en la unificación alemana. Actualmente es una forma de contratación muy usual, además de en los Estados Unidos, en Holanda, Alemania y Reino Unido, donde es empleada incluso por el sector público. En nuestro país ha sido muy utilizado desde principios de esta década, ligado básicamente a proyectos de crecimiento y, ya recientemente, de reestructuración empresarial y como fórmula de racionalización de costes.

- ¿Qué es el "external management"?

El “external management” es una forma de organización de la gestión por la que la empresa contrata al directivo, no como personal en plantilla, con contrato laboral, sino como profesional externo a tiempo parcial o por tiempo limitado. Los rasgos característicos del "external management" son su carácter externo, su carácter temporal, y su carácter ejecutivo.


Aunque realmente es más correcto hablar de “external management” o dirección externa, se ha popularizado más el término “interim management” y, por extensión, se utiliza habitualmente para designar indistintamente a las dos modalidades de esta figura:

· El “interim management”, propiamente dicho, o dirección interina, en la que el “interim manager” es contratado específicamente para organizar y ejecutar un proyecto determinado. Esta modalidad es conveniente cuando el desarrollo de un proyecto necesite personal especializado o no se quiera recargar la estructura de la empresa con proyectos adicionales, y ésta pueda seguir dedicada al día a día.

· El “part-time management”, o dirección a tiempo parcial, en el que el “part-time manager” realiza las funciones de director de un departamento, incorporándose a su organigrama como tal, con sus mismas responsabilidades e, incluso, con sus mismas facultades, pero solamente por la dedicación que resulte necesaria. Esta figura es interesante cuando el volumen de las tareas propias del director de un departamento no justifique su dedicación a tiempo completo todos los días del año.


El "external manager" no es estrictamente un consultor. El consultor básicamente analiza, diagnostica y propone; o diseña y planifica un proyecto. El directivo externo organiza, gestiona y ejecuta.  El consultor sugiere; el “manager” ejecuta. La responsabilidad del consultor es si la solución sugerida es correcta; la del “manager”, haberla implantado con éxito. un “interim” puede ser contratado exclusivamente para ejecutar el proyecto de un consultor, o puede necesitar un consultor en el desarrollo de sus tareas. Sin embargo, lo habitual es que el “interim manager” aporte él mismo la solución a implantar y lo haga. Sería como una “consultoría operativa” o “consultoría ejecutiva”


- ¿Qué perfil debe tener un "external manager"?


El “external manager” ha de ser experto en su área de gestión, pero con conocimientos y visión global de la empresa. Adaptable, habituado a trabajar con varios equipos de trabajo e incluso a simultanear tareas. Resolutivo y orientado a objetivos. Por tanto, el perfil ideal corresponde al de un profesional con al menos 15 años de experiencia como responsable del área de negocio de su especialidad, preferiblemente en varias empresas de varios sectores o compaginado con experiencia como consultor.

Aunque el director externo suele ser contratado individualmente, también puede aportar su propio equipo de trabajo. En cualquier caso, es conveniente que cuente con una red de colaboradores multidisciplinar que le permitan constituirse en prescriptor único de soluciones.

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